La población de los Estados Unidos es mucho mayor que la de España por lo que aunque una serie tenga un bajo rating (porcentaje respecto al total de la población) suponen muchos millones. Esto hace que las cadenas no pretendan llegar a toda la población de golpe, sino que hacen diferentes producciones para cada tipo de público. Aquí, en cambio, tenemos a los guionistas estresados por intentar meter a representaciones de toda la sociedad en la misma serie. Por eso también muchas series se parecen tanto, porque van dirigidas al mismo público.
Una serie de 45 minutos en USA se interrumpe tres o cuatro veces con tres o cuatro minutos de anuncios. Los cortes coinciden con la trama de manera que los guionistas ya escriben pensando en dónde habrá un parón. Como habrás sufrido incontables veces, en España la publicidad es imprevisible. Cortan al empezar o a medio diálogo, 20 segundos o 15 minutos. Así, una serie no sabes ni cuándo empieza ni cuando acaba. Las series estadounidenses son más cortas: 50 minutos los dramas y 22 las sitcoms. Esto supone menos tramas y personajes pero mejor desarrollados. Aquí, son mucho más largas y en ocasiones tediosas de seguir.
De una u otra forma está claro que algo falla en la estructuración o los contenidos de las series españolas. Personalmente creo que los guionistas y productores deben replantear los proyectos futuros para que se ajunten más a las preferencias del público e intentar que las cadenas sitúen las emisiones el un lugar idóneo dentro de la parrilla, porque en definitiva, de ello depende parte del éxito o fracaso.



